sábado, 28 de mayo de 2011

Te veo ahí, apacible, calma, sin expresión alguna en el rostro donde antes se dibujaban interminables sonrisas. Pero sé que en tu interior hay tormenta, enfrentamiento, soledad y frustración. Un viento intempestivo que te arrastra al abismo donde sólo existe oscuridad y desolación.

Sé que te encierras a derramar lágrimas; a ver correr la sangre por tu piel cuando te flagelas. Me acerco, te alejas. Intento hablarte y no obtengo respuesta. ¿Qué hacer, cómo actuar, a quién recurrir? No lo sé, pero sólo quiero hacerte ver que no estás sola.

Tengo miedo de perderte...

jueves, 26 de mayo de 2011

Suicidio

Siempre había pensado en el suicidio como algo completamente ajeno a mi realidad. Ningún familiar había estado cerca de presentar algún indicio y mucho menos de intentarlo.

Lamentablemente hoy me di cuenta de que nadie está excento de esa "salida" y que la depresión es una enfermedad que te transforma, te convierte en algo que no eres.

No queda otra más que apoyar a ese familiar y hacerle ver que esa salida ni siquiera puede ser considerada como tal. Hacerle notar que esta vez tuvo mucha suerte y que un ángel la cuida siempre.

domingo, 8 de mayo de 2011

Una vez alguien me pregunto, ¿para qué escribimos? Yo le respondí muy confiado : "escribimos porque es útil. Alguien nos leerá y encontrará la información que busca". Hoy me doy cuenta de que esas palabras no son más que una reverenda mierda.

Lo hacemos porque podemos. Un acto que consiste en un sin fin de chaquetas mentales hasta que nos corremos en un papel, un monitor o cualquier medio que se nos ocurra. 

Escribimos para que alguien (no importa quien) nos lea y reafirme nuestra existencia (aunque su utilidad sea menos importante que un puto carajo).

Plasmamos pendejadas sin parar, no importa si es en facebook, un blog o un diario. El chiste es demostrar que estamos ahí.

Paso de blog en blog, de red en red (incluyendo los mios) y sólo me lo confirmo: una idiotez tras otra. Si no es drama, es una oda a la felicidad.

Escribimos para presumir nuestra ortografía impecable, una sintaxis perfecta y una coherencia que pocos manejan, sin importar que nuestra vida esté mas sucia y desordenada que un maloliente mingitorio.

Escribimos para liberarnos de lo que tenemos dentro, aunque en realidad no expiamos ni un gramo del peso que cargamos.

Si alguna vez alguien lee esto, siga estos pasos: copielo, imprimalo y limpiece el culo con él, así por lo menos será útil para algo.







 

miércoles, 4 de mayo de 2011

La caja

Aquella madrugada te ayudé a meter en una caja todo lo que alguna vez te hizo daño y no querias cargar sobre tus hombros. Recuerdos dolorosos y personas que ya no tenian cabida en tus pensamientos. Lo amontonaste todo, le diste tres vueltas al candado y lo arrojaste al mar para ver como se hundía en el abismo de donde nunca saldría a flote. Los dos estabamos ahí, presenciando el nacimiento de un nuevo sol en el horizonte, anunciando tiempos mejores.

En ese momento, nunca imaginé que tú estarías en esta caja que ahora tengo en las manos, lista para hundirse en ese mismo abismo en donde no podré encontrarte nunca.

Encuentro

Camino por la ciudad con rumbo desconocido, sin buscar nada ni a nadie. Mi única acompañante es la sombra que se proyecta en las paredes de los edificios a las seis y media de la tarde a causa de un sol que empieza su letargo para dar paso a la luz artificial.

¿Las calles? Todas antes transitadas, pero aún así desconocidas; enigmas compuestos por rostros sin sentido y caminos olvidados.

Mi andar es lento y somnoliente, casi imperceptible, al punto de preguntarme si alguien se dará cuenta que estoy ahí si no estorbo su paso o sus pensamientos.